El papel de la carne en la dieta: beneficios nutricionales y de salud

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El papel de la carne en la dieta: beneficios nutricionales y de salud
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La carne (cerdo, ternera, y cordero entre otras) ha sido una parte importante de la dieta humana a lo largo de la evolución humana. 

Incluida como parte de una dieta sana y variada, la carne constituye una buena fuente de proteínas y otros nutrientes esenciales, que, en muchos casos, el cuerpo humano utiliza mejor que cuando están presentes en otras fuentes de origen vegetal.

Además, puesto que se ha identificado que nutrientes particulares en la carne  escasean en las dietas de algunos grupos de la población, en el presente artículo se analizan el papel que juegan los tipos de carne en las dietas de niños pequeños, adolescentes, mujeres en edad fértil y adultos mayores. Igualmente se discute su rol en relación con la saciedad y el control de peso, ya que la inclusión de carne en una dieta sana y variada puede ayudar a la pérdida de peso corporal siempre y cuando exista simultáneamente un déficit calórico.

 

Papel de la carne a lo largo de la historia

Antropológicamente, se cree que la carne se incorporó a la dieta de nuestros antepasados al menos hace 2,6 millones de años, y que jugó un papel clave en la evolución del hombre.

De hecho, en la Conferencia sobre el futuro de los productos de origen animal en la dieta humana realizada en la Universidad de Nottingham en 2015, se expuso que, sin su inclusión en la dieta, habría sido poco probable que el hombre hubiese logrado su inusualmente grande y complejo cerebro, y al mismo tiempo continuara su trayectoria evolutiva como el primate con mayor actividad social.

En los últimos años, el consumo de carne ha atraído bastante atención en relación a su impacto sobre la salud o el medio ambiente, pero lo cierto es, que dada su composición nutricional, la carne  puede tener un importante rol en lo que atañe a mejorar el estado nutricional y a alcanzar los requerimientos diarios de ciertos micronutrientes importantes en distintos grupos de población. 

Contribución nutricional de la carne a la dieta

Macronutrientes

Este tipo de carnes contienen proteínas de alto valor biológico e incluyen todos los aminoácidos esenciales (ocho para los adultos y nueve en el caso de los niños). Así, por ejemplo, un corte de carne de cerdo proporciona de media unos 20-25 g de proteína y todos los aminoácidos esenciales.

Teniendo en cuenta que las proteínas son necesarias para el crecimiento, mantenimiento y reparación de los tejidos del cuerpo humano, cubrir los requerimientos diarios de las mismas (en las dietas occidentales omnívoras se consigue fácilmente) es imprescindible para mantener un buen estado de salud.

Por otra parte, en relación a los lípidos o grasas, las carnes proporcionan un perfil de ácidos grasos que difiere en función del tipo de corte y especie animal. En términos generales, el contenido de ácidos grasos monoinsaturados (AGM) -como el del aceite de oliva-, y la cantidad de ácidos grasos saturados (AGS), es muy similar en los distintos tipos de carnes (ternera, cerdo, cordero, conejo), pero, dependiendo de la pieza de la que hablemos su contenido en gramos puede oscilar unos 5-10g arriba o abajo.

Micronutrientes

La carne proporciona una amplia gama de micronutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Además, muchos de ellos se encuentran en la forma en la que nuestro cuerpo los absorbe más fácilmente (como en el caso del hierro y la vitamina D) y, en consecuencia, su utilización por parte del cuerpo es mejor que en el caso de provenir de otras fuentes dietéticas.

Añadido a esto, la carne también puede considerarse como fuente o “con alto contenido” de varios nutrientes. Entre estos se encuentran algunas vitaminas del grupo B (como B1, B2, B3 B6, y B12), el zinc y el fósforo, así como el citado hierro.

Papel de la carne en distintas situaciones fisiológicas y etapas de la vida

En función a lo dicho anteriormente, y teniendo en cuenta lo concluido en el simposio sobre “Carne, salud, y sostenibilidad” que se celebró en el contexto de la citada Conferencia en Nottingham, la inclusión de carne en la dieta parece ser una buena ayuda a la hora de alcanzar las recomendaciones diarias de ciertos micronutrientes en distintos grupos de población.

Así, por ejemplo, en el caso de los bebés que se inician en la alimentación complementaria, la presencia de carne en la dieta podría contribuir a que se alcanzasen los mayores requerimientos de hierro que se presentan durante esta etapa.

De igual manera, las embarazadas también se beneficiarían del consumo de carne. De hecho, parte de sus necesidades aumentadas de proteínas, vitaminas y minerales se cubrirían con facilidad si esta se incluyese en su alimentación de forma moderada y equilibrada.

Por último, en los grupos de mayor edad, el consumo de carnes como las citadas de cerdo, ternera, conejo o cordero, y gracias a su alto contenido en proteínas y aminoácidos esenciales, también tendría un efecto beneficioso en lo que se refiere a la prevención de sarcopenia (reducción de masa musculoesquelética) asociada al envejecimiento.

Resumiendo todo lo expuesto en el artículo sobre el papel de la carne en la dieta, se podría concluir que esta es una fuente rica de proteínas de alto valor biológico y otra serie de micronutrientes necesarios para una salud óptima. Además, su inclusión en la dieta juega un papel importante a la hora de cubrir las ingestas recomendadas de algunos de esos nutrientes en determinados grupos de población como bebés, embarazadas y ancianos.

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