A la hora de asegurar la trazabilidad de los alimentos, la información que se proporciona al consumidor es fundamental. Esta información tiene como principal elemento el etiquetado del producto, el cual debe recoger datos correctos y transparentes sobre el origen, el contenido, el tratamiento y el uso de los alimentos. Una obligación que tienen los productores para con los consumidores y que es expresión de la calidad de nuestras carnes.
Cumpliendo la normativa
El Reglamento de la Unión Europea que entró en vigor en abril de 2015 sobre la información alimentaria facilita al consumidor datos relevantes sobre el país de origen o lugar de procedencia de las carnes de porcino, ovino, caprino y aves. Con respecto a la comercialización de la carne de vacuno, la información sobre el país de origen o lugar de procedencia es obligatoria desde quince años antes.
Entre los elementos obligatorios del etiquetado que recoge el Reglamento 1169/2011 están: la denominación del alimento, lista y cuantificación de los ingredientes, posible presencia de alérgenos, cantidad neta, fecha de duración mínima (caducidad) o consumo preferente, condiciones de conservación y/o condiciones de utilización o modo de empleo, razón social y dirección del operador, etiquetado nutricional…
Y en el caso de las carnes hay exigencias adicionales en cuanto a la información incluida en la etiqueta. Las carnes frescas (perecederas) deben reflejar el Nº de Registro Sanitario, mientras que los productos elaborados (no perecederos) mostrarán Marca Sanitaria en su etiquetado.
La trazabilidad y la calidad van de la mano
En cada etapa de la producción y distribución, los operarios cuentan con un sistema de identificación y registro cuya función es garantizar estos dos aspectos:
- Conocer la relación entre la carne y el animal del que procede.
- Proveer de información relativa a las indicaciones del etiquetado a los operadores de las etapas posteriores de la producción y la distribución.
El sistema tiene la capacidad de encontrar y seguir el rastro de un alimento o animal destinado a la producción de alimentos o a la producción de sustancias destinadas a la incorporación de alimentos.
Una de las principales herramientas que permiten la trazabilidad es, sin duda, la etiqueta de los alimentos. Según la Norma General del Etiquetado, la información obligatoria del etiquetado de los productos alimenticios ha de comprender datos tales como: el país de cría, el de sacrificio y el código del lote que identifica la carne suministrada.
De esta manera, si se produce algún tipo de problema es posible reconstruir el itinerario que ha seguido un producto directa o indirectamente destinado al consumo. Como indicábamos en este otro post, un correcto sistema de trazabilidad constituye el mejor garante de la seguridad alimentaria.