Para saber valorar la importancia de la carne en cada edad es oportuno conocer el papel que ejerce sobre diferentes mecanismos esenciales de nuestro organismo.
Diversos estudios han demostrado que el consumo de proteínas de alto valor biológico es una de las claves para desarrollar, desde la infancia, las actividades funcionales que permiten un óptimo crecimiento. Por proteínas de alto valor biológico entendemos aquellas con gran aporte de aminoácidos esenciales. El cuerpo humano no puede producir por sí mismo los aminoácidos esenciales que, sin embargo, sí contienen los productos cárnicos. La carne desempeña en este sentido una labor muy significativa, ya que su consumo nos aporta esas proteínas tan importantes en todas las etapas de la vida.
¿A qué edad podemos empezar a comer carne?
A los 7 meses ya es buena edad para que el niño tome papillas enriquecidas con carne magra triturada. Ésta contribuirá no sólo a cubrir las necesidades de aminoácidos esenciales para su metabolismo, sino también favorecerá el desarrollo de tres pilares fundamentales para su crecimiento:
• El desarrollo óseo, dental y muscular, gracias a su contenido en fósforo.
• El desarrollo cognitivo, gracias al hierro.
• El desarrollo del sistema inmunitario, por el alto contenido en potasio.
Como ya vimos en este blog, el consumo de carne desde la infancia y la adolescencia también es muy importante para obtener la energía y los nutrientes necesarios de dicha etapa, y esto se debe al alto contenido en vitaminas del grupo B. Así pues, un consejo muy recomendable como hábito alimenticio para los niños en el colegio sería darles el saludable bocadillo de siempre en lugar de otros productos de merienda o media mañana menos saludables.
El consumo de cerdo en adultos
En la edad adulta se recomienda consumir las raciones de carne recomendadas para afrontar el día a día. Y también muy importante es reforzar ciertas comidas, como el desayuno: debes recordar que un buen desayuno es fundamental para comenzar bien la jornada.
Hay etapas en la vida en las que se deben incrementar los requerimientos nutricionales. Un ejemplo son los momentos del embarazo y la lactancia. Las mujeres embarazadas tienen más predisposición a sufrir anemias por lo que necesitan más hierro. Aumentar el consumo de carne, en este caso cocinada, puede ser de gran ayuda durante el embarazo dado su beneficioso aporte de hierro.
La tercera edad
La alimentación en la tercera edad debe priorizar aún más la presencia de nutrientes. Las proteínas de alto valor biológico contribuyen a evitar episodios de desnutrición, un riesgo más frecuente en las personas mayores.
Para incluir la carne en dietas para personas mayores, son aconsejables preparaciones que permitan una mejor asimilación del alimento y sean fáciles de masticar. En este otro artículo ya vimos algunas formas de preparar la carne que facilitan su consumo.