Estos días vienen celebrándose los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang. Corea del Sur acoge este gran evento deportivo en el que compiten los mejores esquiadores y patinadores del mundo en condiciones muy exigentes. Y para rendir al máximo nivel se necesita, sin duda, una alimentación óptima, rica en proteínas y variada.
Efectivamente, las proteínas de la carne son el gran aliado de la alimentación deportiva. El desgaste al que se somete el organismo con la páctica deportiva requiere de un consumo elevado de proteínas. Y como ya vimos en este artículo, los productos cárnicos destacan sobre cualquier otro alimento en cuanto a aportación proteica, jugando un papel fundamental en el rendimiento del deportista. En este sentido, una dieta adecuada debería incluir, por lo general, carnes, huevos, leche, quesos (ideales los de tipo manchego), frutos secos o pescados (aquellos con más proteínas como el atún o el bacalao).
Como afirma Carlos de Teresa, doctor del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada, la carne es capaz de aportar los nutrientes y calorías adicionales que necesita el deportista, evitando que éste tenga que recurrir a suplementos alimenticios. Los productos cárnicos se encuentran además perfectamente accesibles, y sometidos a controles de sanidad y trazabilidad que garantizan la más estricta seguridad alimentaria. La carne es, por tanto, un producto ideal para el deportista, beneficioso para su rendimiento, totalmente accesible y 100% seguro.
No sólo las necesidades de proteínas y calorías del propio esfuerzo físico, también las frías temperaturas que se dan en las pruebas de las olimpiadas de invierno, motivan que los atletas adapten su alimentación de manera especial. Es el caso de la joven Mikaela Shiffrin, una de las más prestigiosas esquiadoras de slalon en la actualidad, cuya potente dieta calórica le ha proporcionado incuestionables resultados en la pista.