La Dieta Mediterránea y la versatilidad de la carne

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La Dieta Mediterránea y la versatilidad de la carne
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El término Dieta Mediterránea proviene de un patrón alimentario tradicionalmente característico de varios países de la cuenca del mar Mediterráneo. Se caracteriza por el consumo predominante de alimentos frescos y de gran calidad nutricional como el pescado, la carne, los cereales y leguminosas y una elevada cantidad de frutas y verduras. Además, la Dieta Mediterránea es una filosofía de vida, definida no sólo por el tipo de alimento sino también por la cultura gastronómica y un conjunto de hábitos, como el ejercicio físico que definen una vida saludable. Así, la gastronomía mediterránea se basa en los cocinados sencillos que respetan el sabor original de los alimentos y giran en torno al uso del aceite de oliva virgen extra como grasa principal.

Dentro de la Dieta Mediterránea, el papel de la carne es muy relevante, dado que, junto con los huevos y el pescado, representa la principal fuente de proteína animal de alto valor biológico, así como de determinadas vitaminas como la B1, B6 o B12 y minerales como el hierro, el fósforo o el zinc.

Así, la carne constituye un alimento muy versátil fundamental en la gastronomía mediterránea debido a la gran diversidad de especies, cortes y derivados cárnicos disponibles con diferentes características, composición y estructura que los hace idóneos para adaptarse a las peculiaridades de cada preparación. Por ejemplo, hay piezas de carne más adecuadas para el asado que son relativamente blandas, poco grasas o con escaso tejido conectivo, y otras son más adecuadas para guisos.

En definitiva, la carne y los productos cárnicos son alimentos con una elevada densidad nutricional típicos de la Dieta Mediterránea que, por su gran versatilidad gastronómica son los protagonistas de gran parte del recetario tradicional de nuestro país y de la cultura mediterránea en general.

 

 

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