La alimentación juega un papel fundamental en todas las etapas de la vida. Así, la carne y los productos cárnicos son alimentos adecuados a incluir en la dieta por su elevada densidad nutricional, ya que aportan proteínas de elevado valor biológico, hierro, zinc y vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B12). A su vez, la gran diversidad de derivados cárnicos y su gran versatilidad gastronómica convierten a la carne en un alimento capaz de adaptarse a los diferentes requerimientos de los grupos poblacionales, desde la infancia, hasta las personas mayores, así como a diferentes situaciones fisiológicas o patológicas o como explicaremos a continuación, en la salud de la mujer.
En este sentido, la carne desempeña un cometido imprescindible en todas las fases del ciclo de vida de la mujer, debido a su contenido en hierro y proteínas. Así, en las mujeres en edad fértil, situaciones como la menstruación y el embarazo predisponen con elevada frecuencia a niveles bajos de hierro, o incluso a la anemia ferropénica, por lo que el consumo de carne, que aporta hierro, unido a que la carne contribuye a mejorar la absorción del hierro cuando se consume con otros alimentos que contienen hierro, resulta ideal en esta etapa.
Por otro lado, durante el embarazo y el periodo de lactancia los requerimientos proteicos se incrementan de 15 a 25 g diarios adicionales a los de la mujer adulta, por lo que una nutrición óptima resulta indispensable en la salud y el bienestar de las mujeres.
Además, aunque el consumo de carne es importante para las mujeres en todas las etapas de la vida, se debe prestar especial atención a la alimentación de aquellas que realizan ejercicio físico elevado.
Cuando se practica ejercicio físico intenso, se dificulta y disminuye la absorción de hierro, que es necesario para la formación de hemoglobina y el transporte de oxígeno. Por lo tanto, una deficiencia de este mineral puede dar lugar a una disminución del rendimiento físico y de la resistencia a la fatiga. Por ello, la carne en la alimentación de la mujer deportista contribuye a mantener los niveles adecuados de este mineral. En este sentido, es recomendable consumir alimentos que contengan hierro de alta biodisponibilidad como la carne y sus derivados.
Por otra parte, durante el periodo postmenopáusico, una buena nutrición y la optimización de la ingesta de nutrientes específicos, junto con un estilo de vida saludable, resulta vital para favorecer el mantenimiento de un buen estado de salud.
Otro de los nutrientes destacables de la carne durante este periodo son las proteínas, que contribuyen a conservar y aumentar la masa muscular, tan importante en estas edades, donde las mujeres entre los 40 y 70 años pueden llegar a perder un 8 % por década. Por consiguiente, es recomendable el consumo de alimentos magros con un alto contenido en proteínas como muchas carnes y derivados.
Por todo ello, el consumo de carne y derivados cárnicos tiene cabida dentro una alimentación variada y equilibrada, que contribuya a alcanzar los requerimientos de nutrientes esenciales en todas las etapas de la vida y en la salud de la mujer.