Un reciente estudio demuestra que el consumo de carne roja unido a la realización de ejercicio físico contribuyen a la mejora del bienestar y la salud en personas mayores. El investigador Robin Daly afirma que la inclusión de carne roja en nuestra dieta, ya sea porcina o vacuna, estimula el crecimiento del suero hormonal IGF-1, ayudando así al correcto desarrollo y funcionamiento de las células cerebrales.
Los datos demuestran que, sobre todo en edades avanzadas, la ingesta de alimentos ricos en magnesio, zinc y potasio se encuentra por debajo de las cantidades recomendadas. La carne roja supone una fuente importante de estos nutrientes que puede ayudar a reducir el desequilibrio en la alimentación, contribuyendo así al desarrollo de funciones cognitivas y tratando la deficiencia de hierro.